Mujica recorrió varios temas
El presidente José Mujica recibió a Daniel Castro en su casa y habló de varios temas: de los 40 años del Golpe de Estado, de la situación de los militares presos, de lo que atraviesa actualmente el gobierno y de la conflictividad reinante.
Mujica reiteró su intención de liberar a los militares presos en Domingo Arena por su elevada edad. Además, expresó que las dictaduras fueron más allá de la participación de los militares.
Conflictividad gremial
Ante los nuevos paros decretados como respuesta a la propuesta del Ejecutivo de adelantar un 3% de aumento para los docentes, el presidente expresó que “está muy convulsionada la cosa, a veces nos vamos un poco al mambo”, en referencia a las medidas sindicales.
A su vez, reconoció que “hay que dar más”. “La gente tiene todo el derecho de pelear por sus reivindicaciones. Entiendo a los trabajadores de la enseñanza, (pero a pesar de eso) hace cuatro meses que no hablo con ningún dirigente. Dicen cosas que no son ciertas, va a haber que grabar las conversaciones. Ningún presidente en la historia del Uruguay pudo haber dicho: pidan que hay más”.
“Reconocemos que hay que dar más, pero no podemos. Hemos logrado remendar, no debemos retroceder”, manifestó.
“No podemos heredarle al otro gobierno inflación y déficit fiscal, y no tenemos un contexto favorable a nivel internacional. No quisimos ser demagogos, como otros gobiernos que gastan al final, gastamos cuando pudimos. Se va a repartir lo que hay. No va a haber carnaval electoral”.
Más allá del entendimiento, Mujica reconoció que los paros, las ocupaciones y las huelgas “duelen”, “son inconducentes” y “perjudican a los más débiles”.
Además, criticó la desafiliación de los militantes vinculados al gobierno. “A veces se crean ámbitos muy cerrados que obnubilan la visión”.
Según el presidente se destinaron más fondos a la seguridad que a la educación porque era lo que la gente pedía. “Es cierto que dijimos enseñanza y enseñanza, pero el pueblo uruguayo nos dijo seguridad, seguridad, seguridad.”
A su vez, sopesó que la educación ha mejorado pero que los resultadosestán lejos del nivel que se necesita.
En cuanto a las expresiones del dirigente de COFE, Joselo López, quién advirtió al gobierno de que lo que sucede en las protestas en Brasil no está tan lejos de que pase aquí, Mujica dijo entenderlas como una advertencia y respondió que “nunca” amenazó “a un dirigente sindical”.
Para el presidente “hay corrientes políticas que luchan entre ellas. En el fondo hay luchas políticas y si doy cinco me piden 10. Al final en muchas casos son disputas de poder.”
Reforma del Estado
Consultado por la reforma del Estado, Mujica pasó factura a los legisladores oficialistas que llevan dos años sin aprobar el estatuto del funcionario público.
“El Estado comenzó siendo eficiente, pero desde el 40 fue clientelista y se ensanchó, se estancó por un mal trabajo de la dirigencia política. De esa manera se favoreció a la actividad privada. Esto vale para la educación”, reflexionó.
De todas formas, afirmó que Conrado Ramos “era demasiado absolutista y se creía que iba a cambiar el mundo, (pero) de a uno no hacemos nada. No hay súper hombres, hay causas superiores.”
Comercio exterior
Mujica explicó que desde su punto de vista Uruguay debe “poner un plato en cada mercado”, por lo que no descarta la relación comercial con ningún país. De todos modos, indicó que le interesan más los mercados complementarios.
Daniel Castro consultó al presidente acerca de si firmaría un tratado de libre comercio con EE.UU. A lo que este respondió: “nos trata muy mal Estados Unidos. Hay que ver cómo amenaza a Ecuador con cortarle los víveres si da asilo a este señor (Edward Snowden). Es necesario tener buenas relaciones, pero no tenemos nada para venderle”.
El 27 de junio con el argumento que “la acción delictiva de la conspiración contra la Patria, coaligada con la complacencia de grupos políticos sin sentido nacional, se halla inserta en las propias instituciones, para así presentarse encubierta como una actividad formalmente legal”, Bordaberry disuelve las cámaras. En su discurso por cadena de radio y televisión argumentó:
“Afirmo hoy, una vez más y en circunstancias trascendentes para la vida del país, nuestra profunda vocación democrática y nuestra adhesión sin reticencias al sistema de organización política y social que rige la convivencia de los uruguayos. Y va con ellos entonces el rechazo a toda ideología de origen marxista que intente aprovechar de la generosidad de nuestra democracia, para presentarse como doctrina salvadora y terminar como instrumento de opresión totalitaria. Este paso que hemos tenido que dar no conduce y no va a limitar las libertades ni los derechos de la persona humana. Para ello y para su vigilancia estamos nosotros mismos; para eso además hemos cometido esas funciones al Consejo de Estado y más allá, aún por encima de todo ello, está el pueblo uruguayo que nunca dejó de avasallar sus libertades”.
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El golpe de Estado del 27 de junio de 1973 fue el corolario de un proceso.
La disolución de las cámaras había sido resuelta secretamente el 22 de junio de ese mismo año en una reunión en la que participaron Bordaberry y los mandos militares y en la que el entonces presidente expuso sus razones para concretar el golpe, entre las que destacó la existencia de una crisis institucional, falta de respaldo político del gobierno y la inexistencia de unidad en las Fuerzas Armadas.
Treinta años después, para un documental dirigido por Alfonso Lessa que se emitió por Tevé Ciudad, Juan María Bordaberry decía que “hay todo un proceso detrás, anterior a la disolución de las cámaras que viene de décadas atrás y tiene el elemento fundamental que es el desprestigio de la clases política. Ese desprestigio es el que determinó que las Fuerzas Armadas fueran adquiriendo prestigio por su lucha contra los tupamaros y su acción contra la corrupción”.
El golpe fue preparado para el 26 de junio pero debió aplazarse 24 horas por la negativa de varios ministros de firmar el decreto respectivo. El martes 26 de junio se sucedieron muchas reuniones en procura de una solución que nunca llegó y cerca de la medianoche, mientras sesionaba por última vez el Senado, el vicepresidente Jorge Sapelli intentó convencer a Bordaberry de no disolver las cámaras pero no lo logró.
Legisladores de todos los partidos representaron en dicha sesión su oposición a la dictadura, destacándose las palabras del nacionalista Wilson Ferreira Aldunate. “Los señores senadores me permitirán que yo, a pesar de que la hora exige emprender la restauración republicana como una gran empresa nacional, haga una invocación que me resulta ineludible, a la emoción más intensa que dentro de nuestra alma alienta, y perdonarán que antes de retirarme de la sala, arroje al rostro de los autores de este atentado el nombre de su más radical e irreconciliable enemigo, que será, no tengan la menor duda, el vengador de la República: el Partido Nacional”.
El pretexto utilizado fue la negativa del Parlamento de dar el desafuero del senador Enrique Erro, a quien acusaban de estar ligado el Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros, aunque las verdaderas razones trascendían el tema.
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